Hay un huésped ensuciando mis
genes: el síndrome de Dió.genes! :P :))
¿Cuánta basura emocional se puede
acumular en un nuestro soma? Pues sinceramente, parece que más de la que la
razón podría especular que cabría por centímetro cúbico en un organismo que ha
licuado el dolor del pasado pero que desconoce la forma de expulsarlo de sus
células. Y quiero recalcar este adverbio de tiempo porque comprendo que
continúa moviendo, muy a mi pesar, los molinos de mis antiguos automatismos.
También sé interpretar, en base al refrán, que el agua que utilizo para dicho
menester es una “difunta en estado de putrefacción”.
Un cuerpo humano puede
convertirse en el mayor de los vertederos que jamás haya existido sobre el
planeta Tierra. La contaminación emocional es el pan de cada día para los que
"pataleamos" porque solamente supimos conseguir un mendrugo de la
vida y ahora deseamos obtener la hogaza fresca que nos corresponde.
Aún recuerdo el resultado de
aquel test energético que me realizaste el año pasado (otra vez a cuestas con
el pasado, ¿eh? ^.^): sufres de estrés emocional. ¡¿Tú?! Exclamaste al
instante, "ilusa" al comprobar lo que el sensor te indicaba. ¡¿Yo?!
Repliqué "haciéndome la sueca" a su vez, como si no supiese que todos
aquellos desperdicios emocionales abandonados en el transcurso de los años
embargaban, cada vez más, la consolidación de mi anhelada paz interior. Nunca
te fíes de las apariencias: ¡nada es lo que parece! Ha sido mi lema más
repetido. Y siendo redundante: nada me parece más cierto! ;)
La única droga que funcionará es
la de confiar en ti misma, completamente, sin reservas de miedo por si algo
saliese al revés.
Imagen: pupila rebosante del lánguido atardecer :)
Enhorabuena por tu nuevo blog. Lo seguire asiduamente ;-)
ResponderEliminarMe encantan tus escritos
Y el iris que ha salido en la foto, Incredible and Magic
Un abrazo